Cuando las hojas rozaban el cuerpo
todo era más simple
incluso la complejidad
de estar juntos
si tu mirada
me perteneciera siempre
y no por momentos
y casi por casualidad
era el aire
las manos sin pudor, esos versos sin cesura
luz de aquella primavera, miel sin sabor
sensaciones sin sentido, flores sin color
la oscuridad lo reflejaba.
Entonces la noche
para que no lo veas
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